“Franciscus”, una razón para vivir

Por Edilson Villa M.

(Filósofo, poeta y editor)

¡Cuando vayáis a predicar el evangelio, no os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento!

Mateo 10: 9-10

“Franciscus”, escrito por el poeta argentino Alejandro G. Roemmers, es uno de los musicales más impresionantes y conmovedores que se han realizado en los últimos tiempos en América y Europa, no solo por su magnífica puesta en escena, donde un elenco de más de 60 personas, con sus carismáticas escenas, cálidas voces y la magia que le imprimen a cada momento de la obra; acompañados magistralmente por una orquesta, un coro y un ballet impecables, nos sumergen en los estados de ánimo más espirituales y sublimes de que es capaz la condición humana.

“Franciscus”, protagonizada primero por Federico Salles, en el papel de San Francisco de Asís; y Florencia Otero, representando a Santa Clara de Asís, vio su primera luz, en 2016, en el teatro Broadway de la calle Corrientes, en Buenos Aires (Argentina), donde se presentó durante una larga temporada, con llenos totales, debido al impresionante éxito y a la aceptación del público. Posteriormente, en septiembre de 2018, tuvo lugar la presentación de esta maravillosa obra en el teatro Euskalduna de la ciudad de Bilbao (España); en esta ocasión, Pablo Puyol, en el papel de San Francisco de Asís, acompañó en el protagónico a la reconocida Florencia Otero en el papel de Santa Clara de Asís, haciendo las delicias de los asistentes, durante cuatro noches consecutivas

Podría decirse que el musical “Franciscus” transcurre en dos líneas de tiempo paralelos; uno en la época actual y el otro en la época en que tuvo lugar la vida de Francisco de Asís. Ambas historias se entrelazan ofreciendo las respuestas a los interrogantes que nos propone el argumento en la vida de un hombre extraordinario de comienzos del siglo XIII, que fuera un dandy (playboy medieval), gran soldado, caballero, pero, ante todo, un santo por excelencia. El propio Juan Pablo II escribió del mismo que «el hombre de hoy necesita la fe, la esperanza y la caridad de Francisco; necesita la alegría que brota de la pobreza de espíritu, esto es, de una libertad interior».

El mérito histórico de Francisco de Asís, como hombre ávido de gloria, fue ser capaz de renunciar a una vida acomodada y fijar el centro de su existencia en la humildad y la pobreza.

Pero antes de adentrarnos en la vida de Francisco de Asís, veamos quién es Alejandro Guillermo Roemmers, el autor de este musical que nos convoca. Alejandro G. Roemmers es un reconocido empresario, poeta y escritor que ha, entre muchos otros privilegios, conservado su alma de niño; esto es, un alma que, además de desenvolverse en el mundo de los negocios, ha permanecido sensible a la poesía, a la belleza y a la pureza.

La naturaleza ansiosa y curiosa de Alejandro G. Roemmers, también autor de la hermosa novela “El regreso del Joven Príncipe”, pronto lo llevaron, como debió suceder con Antoine de Saint-Exupéry cuando escribió “El Principito” o con Fernando Savater en “Ética para Amador”, a escribir una guía que le sirviera a la juventud –en realidad, a toda la humanidad- como código moral y ético o como un viaje iniciático, que les ayudara a descubrir por sí mismos ideas y valores tales como el amor, la familia, el trabajo, la fraternidad, la solidaridad, la libertad y la justicia.

De igual manera, sugiriéndonos el espejo de San Francisco de Asís, Alejandro G. Roemmers, que es ante todo un poeta; un poeta que eligió para sus novelas y para el musical “Franciscus”, la forma más difícil de la poesía, esto es, la prosa; una prosa lírica, rica en imágenes literarias, que además de conducirnos por un camino espiritual nos ayuda a mejorar la idea de civilización; Roemmers es un poeta, un filósofo y un hombre al que podría considerársele sabio, que va en búsqueda de la verdad. Ambos (el poeta y el filósofo), son amantes de la sabiduría y, como tales, están inspirados y poseídos por un don divino que les permite expresar, uno mediante la intuición y el otro mediante la razón, ideas de un valor superlativo para beneficio de la humanidad.

Esta variación del hombre, esta ondulación, esta temporalidad en nuestros significados, es lo que captura magistralmente Alejandro G. Roemmers en toda su obra, dejándonos claro que más que un moralista, nuestro poeta y filósofo es un arquitecto de caminos espirituales, en forma de un arte refinado. Su grandeza está en la capacidad que tiene de expresar justa, sabia y musicalmente la condición y la naturaleza humana.

Con “Franciscus”, nuestro filósofo, poeta, escritor y empresario argentino, Alejandro G. Roemmers; más que mostrarnos el gran carisma y el fuego interior que hicieron que Giovanni di Pietro Bernardone se convirtiera en San Francisco de Asís, así mismo, como el Saulo terrenal se convirtió en el Pablo espiritual o el ambicioso Jacobo en el patriarca Israel; más que recordarnos que un hombre humilde y bueno escuchó la voz de Cristo en la capilla de San Damián cuando le dijo: “Francisco, repara mi iglesia”; más que conmovernos con esa clase de amor humano entre un hombre tocado por una gracia especial y la hermosa Clara de Favarone, que por su sacrificio, trascendieron a un amor espiritual, que desde el claustro (y por la misma obra), devinieron en Santa Clara y en San Francisco de Asís.

No, tampoco fueron los estigmas que padeció Francisco en el Monte Alvernia; lo que se propone Alejandro G. Roemmers, el autor del musical “Franciscus”, es que, desde lo más profundo de nuestro ser, reflejados en el espejo de un santo hombre, encontremos, por la gracias de nuestro Señor Jesucristo, una razón para vivir.

A los que tuvimos el privilegio de estar en una de las funciones de “Franciscus”, nos queda claro el mensaje y, sin duda, ya no seremos los mismos.

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